A controversial figure, a man idolised and loathed in equal parts... Steve Jobs. This is the character chosen by Aaron Sorkin for his latest produced screenplay. The reason Sorkin is mentioned before the director -Danny Boyle- or the main actor -Michael Fassbender- would be that this is one of the great screenwriter and masters of dialog of our time; furthermore, he is the orchestra conductor, as the main character defines himself in the film.
The film deals in the minutes prior to the presentation of three relevant products in the history of computers as well as for the chronology of the story written by Aaron Sorkin. Each segment is about thirty minutes long in real time, backstage, where we find the dramatic elements that compose a mathematical three structure act. The introduction takes place the day of the presentation of the first Mac in 1984, whilst the development takes place in 1988, when Steve Jobs came back with a vengeance and showed the world the NeXT personal computer, a venture unrelated tu Apple. We make a leap to 1998 for the last act, with the presentation of the iMac. Throughout the film we get a few nods to what could have been the origin of other Apple devices such as the iWatch, iPad or iPod.
The development is not only mathematical due to juming to a different space and time in each act, but also because we keep going back to the same characters and how their relationship with Steve Jobs change. We find amongst them the relationship between a great Michael Fassbender as the extravagant boss and an amusing Kate Winslet in the role of a Marketing Executive with the patience and familiarity to deal with him. Another important relationship, if not the most, would be between the entrepeneur and the child whose paternity he denied although he did economically maintain her and the mother (Katherne Waterson). The child being played by different actresses for each act (eye-catching and surprising was the youngest of all, Mackenzie Moss). We also see how Jobs interacts with a father figure in the character played by Jeff Daniels, a friend in Seth Rogen and a worker played by Michael Stuhlbarg. All of the actores make the roles their own showing ease in delivering Sorkin’s fast and witty dialogue (which makes sense with Jeff Daniels given his experience in ‘The Newsroom’).
Shot in different formats to show the evolution of time and transition between the analogical and digital age (16mm for the first act, 35mm for the second and digital for the third), the film seems simple in its design, but with the lines on the screenplay, the way in which they come to life with the actors portrayals and the pace of an outstanding editing. Although Danny Boyle has not been mentioned as much, it is one of his best films since “Trainspotting” and “28 days later”. His work is completely in the service of the script, but also employs some interesting and practical visual ideas, as well as working out with his actors the blocking and choreography, always in motion.
Overall, an effective, savvy and precise film, with a great use of the music and a great mise-en-scene. A poetic story of Steve Jobs, the orchestra conductor, who in another layer of analysis would be Sorkin himself.
Steve Jobs -o Aaron Sorkin-: el director de orquesta
Una figura controvertida, un hombre idolatrado y odiado. Empresario, genio, explotador, visionario, artista... Steve Jobs. Este es el personaje escogido por Aaron Sorkin para la última película que escribe. La razón por la que Sorkin es el primer mencionado, antes que su director -Danny Boyle- o el actor principal -Michael Fassbender-; es que uno de los grandes guionistas y dialoguistas de nuestro tiempo es, como el personaje que da título a la película dentro del relato: el director de orquesta.
La película abarca los minutos previos a la presentación, entre bastidores, de tres productos relevantes dentro del mundo de la informática y son fechas relevantes en la cronología del relato que compone Aaron Sorkin. Cada segmento ocupa algo más de media hora, en tiempo real, entre bastidores donde se sintetizan y concentran los elementos necesarios para componer una estructura de tres actos de forma matemática. La introducción tiene lugar en la presentación del primer Mac en 1984, el desarrollo tiene lugar en 1988 -con un componente de venganza- con la presentación del cubo NeXT, una vez el empresario se encontraba fuera del organigrama de Apple. El desenlace da un salto más largo hasta la presentación del iMac en 1998. A lo largo de la película veremos guiños también a otros dispositivos de la casa como el iWatch, iPad o el iPod.
El desarrollo de la película no es sólo matemático por dividir esos tres actos en tres instancias espacio-temporales distintas, sino que vemos cómo empieza y cómo cambian las relaciones con una serie de personajes específicos en cada uno de esos tres actos. Los magníficos Michael Fassbender como el extravagante jefe y una interesante Kate Winslet como la directora de marketing con la paciencia y la mano necesaria para tratar con el protagonista. Otra relación con gran peso dramático es la que tiene con su hija, cuya paternidad niega a pesar de hacerse cargo de las necesidades económicas de su expareja -Katherine Waterson- y la niña con una actriz para cada uno de los actos -ojo a Mackenzie Moss, la más pequeña, que se come la pantalla-. A lo largo de los tres actos vemos también cómo trata y cómo evolucionan las relaciones con una figura paternal encarnada por Jeff Daniels, un amigo en Seth Rogen y un trabajador en el personaje de Michael Stuhlbarg. Todos ellos recitando los agudos e ingeniosos diálogos de Sorkin con gran comodidad (Jeff Daniels tiene experiencia en eso con The Newsroom).
Rodada en distintos formatos para retratar el paso del tiempo de la era analógica a digital (rodada en 16mm el primer acto, 35mm el segundo y digital el tercero), la película es sencilla en su concepción, pero con esos diálogos sobre el papel, la forma en que cobran vida en boca del elenco actoral y con un gran montaje que siempre mantiene el ritmo. Danny Boyle, del que parece que me he olvidado, entrega uno de sus mejores trabajos desde Trainspotting o 28 días después. Se trabajo está completamente entregado y al servicio del guión, pero con algunas ideas visuales interesantes, además de destacar su trabajo en el blocking con los actores, en constante movimiento.
En definitiva, una película solvente, eficaz y precisa, con un muy buen uso de la música, y una gran la puesta en escena y montaje. Un poético relato sobre, Steve Jobs, el director de orquesta, que en otro plano de lectura sería el propio Sorkin.