Interstellar is probably the biggest film of the year due to its ambition and scale. It’s a a high concept sci-fi film with space-time bending wormholes, far away planets and adrenaline-fueled set pieces. But it’s also a story about family and human beings.
The comparison being made with 2001: A Space Odyssey (Stanley Kubrick, 1968) is as unavoidable as it is useless, as they’re two different worlds. Christopher Nolan’s film deals with the conflict of a man who must abandon our dying-planet in order to look for a home elsewhere, and a daughter who is scarred by her father’s decision of leaving with the promise of coming back. This premise kickstarts one of the strengths of Nolan’s cinematic universe, and that is: the architecture.
The director stands out as an architect, in regards to the narrative formulae he uses for the stories he gets involved with. For instance: with Memento (2000), the story is told backwards (the beginning of one scene is the end of the next scene we will see). So we experience a succession of moments without knowing where we are coming from, just like Guy Pierce’s character, who is unable to create new memories; with The Prestige (2006) the audience experiences the magic trick, as we are warned by Michael Caine’s voiceover at the beginning: “Are you watching closely?”; the same happens with Inception (2010), where Nolan’s strong point is the milieu, or the cinematic world where the architecture and rules are established and go on to form part of the narrative form of layers, in this case. Interstellar also bases its narratives on astrophysical theories regarding space-travel, which is also by definition time-travel, as well as interstellar travel through wormholes based on the theories of the astrophysicist Kip Thorne.
The weakest points in the film are probably found in dialogue where, as in some of the director’s previous films, dialogue is used too much as a form of exposition, where the characters don’t seem to be talking among themselves, but just have the practical function of delivering too much information to the audience. Dialogue should have this function of giving information, but we’d expect Matthew McConaghey’s engineer and pilot to have some idea of how a wormhole works, according to most extended theories, without the need of a different character to explain how it works with a pencil and piece of paper. Too much exposition and a sense of contrivance are probably the weakest aspects of the film. Contrivance is used to make the plot move, kill off characters and deliver the action set pieces.
The best parts of the movie include how Nolan deals with the dramatic part of the story. The story of a father and her child. Spielberg was once linked to direct, and it comes as no surprise, as it is a family story at heart, although the payoff isn’t as good as introduction and conflict. The screenplay, Nolan, Hans Zimmer and, especially McConaughey, the young Mackenzie Foy and an older Jessica Chastain deliver perfectly.
Although it might not quite be as intellectually fulfilling as Contact (Robert Zemmeckis, 1997) which coincidentially also features McConaughey and adapts a novel by the late astrophysicist Carl Sagan, it is an ode to the scientific spirit and inquisitive nature intrinsic to the human being. Like Neil DeGrasse Tyson put it: “Kids are born scientists […] They are always taking parts away without knowing how to put it together […] An adult scientist is a kid who never grew up”. Because, as children, we all wanted to grow up to be astronauts.
Interstellar (Christopher Nolan, 2015) Español
Interstellar probablemente sea la película más grande del año por su ambición y escala. Se trata de una película de ciencia ficción con viajes espaciotemporales, agujeros de gusano, planetas lejanos y grandes secuencias de acción. Pero también es una historia sobre la familia y el ser humano.
La comparación con 2001: Una odisea en el espacio (Stanley Kubrick, 1968) es tan inevitable como inútil, son mundos distintos. La película de Nolan narra la historia de un padre que debe abandonar a su familia para buscar un nuevo hogar para los habitantes de nuestro maltrecho planeta, así como la de su hija, marcada por la marcha de este con la promesa de volver a su lado. Esta premisa da pie a uno de los puntos fuertes de la filmografía de Nolan: la arquitectura.
El cineasta destaca como un arquitecto en lo que se refiere al uso de las formas narrativas en sus películas. Memento (2000) está narrada hacia atrás en el tiempo, donde el principio de una secuencia es el final cronológico de la siguiente que vemos. De este modo, experimentamos las secuencias sin saber de dónde venimos, como el personaje de Guy Pierce debido a su incapacidad para generar nuevos recuerdos; con El truco final (2006), el público vive la película como si de un truco de magia se tratara, tal y como advierte la voz en off de Michael Caine -“Quiero que estés atento”-. Lo mismo ocurre con Origen (2010), donde la diégesis o las reglas del mundo cinematográfico es el punto fuerte, con la articulación del relato a través de distintas líneas o niveles de sueño. Interstellar también se apoya en la física, así como las teorías acerca de los viajes espacio-temporales e interestelares a través de agujeros de gusano –basado en las teorías del astrofísico Kip Thorne.
Los puntos débiles de la última película de Cristopher Nolan se encuentran, como en la mayor parte de la filmografía del director, en los diálogos. Estos se emplean demasiado a menudo para exponer ideas que lleguen al espectador y quedan forzados y poco creíbles. El diálogo debe usarse con esa finalidad, después de todo sirve para comunicar, pero cabría esperar que un ingeniero y piloto –autor de varios libros- supiera qué dicen las teorías acerca del funcionamiento de los agujeros de gusano sin necesidad de que otro personaje lo muestre y escenifique con papel y bolígrafo cómo el agujero curva el espacio-tiempo y actúa como puente. Demasiada exposición y el empleo del artificio son algunos de los mayores problemas. La artificiosidad se manifiesta constantemente para hacer avanzar la trama, matar personajes en pos del dramatismo e interés, así como en las innecesarias e increíbles –queriendo decir que uno no se lo cree- secuencias de acción.
Entre las mejores partes de la película se incluyen los momentos más dramáticos y cercanos de la historia. La de un padre y su hija. Steven Spielberg estuvo vinculado al proyecto y no sorprende teniendo en cuenta que a pesar del contexto de ciencia ficción, se trata de la historia del vínculo familiar. A pesar de ello, la resolución no es tan satisfactoria como la introducción o la parte central del conflicto. El guión, Nolan, Hans Zimmer y McConaughey, la joven y talentosa Mackenzie Foy o su versión adulta encarnada por Jessica Chastain están magníficos.
A pesar de no llenar tanto intelectualmente como Contact (Robert Zemmeckis, 1997) que adapta una obra del astrofísico Carl Sagan, y que curiosamente también protagoniza Matthew McConaughey, se trata de una oda al inquisitivo espíritu científico intrínseco al ser humano. En palabras de Neil DeGrasse Tyson: “Los niños son científicos por naturaleza […] Un científico adulto es un niño que nunca creció”. Porque cuando éramos pequeños, todos queríamos ser astronautas.