Film is a lie, it’s this giant elaborate lie at the service of an idea: a truth. Denis Villeneuve’s film revolves around the revelation of a secret and the fulfilling of a promise.
A death, a notary and two letters given to two adult twins. The notary enlightens them with a truth: somewhere in the Middle East they have a brother and father that they never knew about. Here is where the question is raised for the siblings and the audience: Who was their mother? Who was Narwal Marwan?
“When the silence is broken and the promise is fulfilled... only then will you inscribe my name on my gravestone so it shines under the sun.”
The answer to this question is what the film explores for the rest of its runtime. It’s a complex answer, as there are many dimensions to the character of Narwal. The audience gets to know her through the investigation of her daughter (who is helped by the notary and her reticent brother) as well as omniscient flashbacks. An absent mother, a young woman whose child is taken from her, a rebel, an activist, a martyr, a survivor, but above all, a mother in a constant search oh her child… a tragic heroine.
Narwal Marwan brings up her twins in Canada, but these might follow her past footsteps, as she grew up in a fictional country of the Middle East, where tension and conflict between christians and muslims is a breeding ground for fatality. The romance between a young Narwal with an unnamed muslim and her pregnancy, a result of this relationship, means her child is taken away from her, but before he is taken away, they tattoo three spots on his heel. This will be her only way to possibly tell her child from the rest of children and, ultimately, men she encounters. The day her child is taken away, she makes the promise of finding her son, to which she dedicates her life. The other siblings will have to complete the task for “the silence to be broken” and for her to rest in peace. The mother-child relationship and the religious theme of the story is passed on to a different generation. The religious aspect won’t be resolved, and is reminiscent of the violence and pain caused by every radical belief throughout our history. The storyline regarding the Marwan family will be resolved when a terrible truth is brought to light. The twins will find and face their brother and father: a family torn apart by war and tradition, condemning the Marwan lineage to a destiny not unlike those of the tragic heroes of classic Greco-Roman drama.
The performances are faultless (with a special mention to Lubna Azbal and Mélissa Désmormeaux-Poulin) whilst the mise in scène and director's approach is nothing short of exceptional. The narration, rythm and the development of the conflict towards the tragic and emotional resolution stays in ones memory, never to disappear from it.
An elaborate lie at the service of the truth.
INCENDIES (ESPAÑOL)
Si el cine es una mentira, esta construcción busca poner de manifiesto una idea: una verdad. En la película del canadiense Denis Villeneuve, la película gira en torno a la revelación de un secreto y el cumplimiento de una promesa.
Una muerte, un notario y dos cartas para dos mellizos adultos. El notario le revela a los mellizos una verdad: en algún lugar de Oriente Medio se encuentran un hermano y un padre de cuya existencia no tenían conocimiento. Aquí se plantea el interrogante a los hermanos: ¿Quién era su madre? ¿Quién era Nawal Marwan?
“Cuando el silencio se haya roto y se haya cumplido la promesa… sólo entonces podréis grabar mi nombre en mi lápida, para que brille bajo el sol”.
La pregunta es a la que la película se pasa el resto del metraje intentando dar respuesta, y dicha respuesta es compleja. Hay muchas dimensiones para el personaje de Narwal. La conocemos a través de la investigación que lleva a cabo su hija, posteriormente también cuenta con la ayuda su hermano –que inicialmente se muestra reticente-, así como los flashbacks omniscientes. Una madre ausente, una joven a la que le arrebatan a su hijo, una rebelde, una activista, una mártir, una superviviente, pero ante todo, una madre envuelta en una búsqueda constante… una heroína trágica.
Narwal Marwan cría a sus hijos en Canadá, sin embargo, estos deben recorrer los pasos de su madre, que se crió en un país ficticio de Oriente Medio en el cual las tensiones y conflictos entre cristianos y musulmanes son el caldo de cultivo de la desgracia. El romance de una joven Narwal con un musulmán y su embarazo, fruto de esa relación, provoca que le arrebaten a su descendencia, un niño al que le tatúan tres puntos en el talón. Este tatuaje será lo único que sirva a la madre para reconocer a su hijo. En ese momento hace la promesa a la que dedica su vida y sus hijos deben cumplir para que “el silencio se rompa” y ella pueda descansar en paz. El conflicto materno-filial, así como el religioso; atraviesa varias generaciones, a pesar de que el conflicto dramático familiar sí que tendrá fin cuando la terrible realidad es revelada. Los mellizos encontrarán la verdad juntos y se enfrentarán a ella, en la búsqueda del padre y el hermano que desaparecieron de su vida porque la religión y la tradición les separó, condenando a los Marwan a sufrir un destino que emplea algunos de los elementos narrativos y claves de la tragedia clásica greco-romana.
El trabajo del elenco actoral es impecable -mención especial para Lubna Azabal y Mélissa Désormeaux-Poulin- y la puesta en escena por parte de Denis Villeneuve es poco menos que magistral. La construcción del relato, el ritmo y el desarrollo del conflicto hacia un final trágico y emotivo queda en la retina y en la memoria.
Una gran mentira al servicio de una verdad.