Mad Max: Fury Road

MAD MAX: FURY ROAD

Thirty six years have passed since the Australian filmmaker George Miller made his feature film debut. The first outing of Max Rockatansky was an irregular low budget film which had some powerful ideas: A post-apocalyptic world in which civilization is but a memory and petrol is the most valuable treasure, where gangs and bandits rule the Australian wastelands… the police do what they can to fight chaos.

 

The film would inspire a trilogy which would improve and build on the milieu and the main character. Other filmmakers and the industry itself would borrow many of the ideas explored in these films: The torture porn Saw saga are pretty much based on the ending of the first film,  whilst the setting and the mythology would also inspire filmmakers like the very interesting David Michôd, who directed “The Rover” as a follow up to the outstanding “Animal Kingdom”. Few could have forseen that George Miller, at 70 years of age, would come back and hit this hard. Unexpected considering the director had explored different genres after the last film of the original triolgy, making the more family friendly “Babe: Pig in the city” or “Happy Feet”.

 

“Mad Max: Fury Road” is a powerhouse, full of excess, a V8 engine which is out of control. The whole film is essentially one big pursuit. The image and sound are full of layers: engines roaring at full throttle, skidding and explosions… an elegy to cars and rock’n roll. It is visually stunning, a spectacle which blends Cirque du Soleil with what is probably one of the most well designed car pursuits we have seen. We also enjoy some interesting and risky ideas with how the Australian director plays with shutter speed in the initial part of the film, combined with an outstanding edition.

 

This last installment is a road movie that leaves the audience gasping for breath and on the edge of their seats. It isn’t only, however, all about the action… at the center of the story we have Max, who once again is presented as a full circle, with only flashbacks giving away his past. What we encounter is a loner, a survivor… ultimately it’s the classical lone character of westerns (specially in the European westerns or those made in the States as from the early 70's), with a shadowy past which is almost non-human, they are also usually a full circle. At the heart of this story we also find another character that will probably live on for some time: Furiosa. This no-nonsense female amputee is on a mission on which she is gambling with her life. Unlike the strong female character played by Tina Turner in the third Mad Max installment, Furiosa (Charlize Theron) is not the tyrant in this piece, she serves this character and escapes with his most precious belongings with the hope of reaching an oasis not unlike Paradise.

 

Furiosa is in pursuit of hope and redemption, reaching heaven on Earth, as is the dream of one of their prosecutors, the desperate and interesting character played by Nicholas Hoult, who wishes to reach Valhalla. These are the heart and soul of the film. And as for Max… he is the lone ranger who will have to fit in with others. He will have to abandon his much preferred solitude and help and protect others, first through obligation, and then, by choice. Mad Max is the metaphor for Saint Cristopher, the patron saint of travellers. The flashbacks Max gets talk to us about his past, as much as they serve for the character to keep moving forward, to stay in motion, to survive and to help the characters he is surrounded by in Fury Road. The character arch is interesting and powerful although he will be honest to his own solitary nature: a full circle. 

 

MAD MAX: FURIA EN LA CARRETERA

Treinta y seis años han pasado desde el debut en el largometraje del director australiano George Miller. La primera entrega cinematográfica de Max Rockatansky fue una irregular película de bajo presupuesto, que sin embargo trataba interesantes ideas: un mundo postapocalíptico en el que el mundo civilizado no es más que un recuerdo, donde la gasolina es el bien más preciado y donde las bandidos mandan en el desierto australiano, mientras que la policía hace lo poco que puede por mantener la paz.

 

La cinta original inspiró una trilogía que se expandiría y mejoraría los puntos fuertes de la primera. Otros muchos cineastas, así como la industria cinematográfica en sí, se han inspirado en estas películas: desde la saga Saw, que se inspiraría en la escena final de la primera película; hasta el mundo que se utilizaría como contexto de otros relatos, como haría David Michôd –responsable de la interesante Animal Kingdom (2010)-, que dirigió The Rover (2014).  Pocos habrían visto venir que George Miller a sus 70 años volvería a golpear tan fuerte. Sorprendente, teniendo en cuenta que desde que abandonara la saga de Mad Max haya abordado temas más familiares con cintas como Babe, el cerdito en la ciudad (1998) o Happy Feet (2006).

 

Mad Max: Fury Road, es un portento, lleno de exceso: un motor V8 fuera de control. La película es, esencialmente, una única y larga persecución. La imagen y el sonido están llenas de capas y profundidad: motores a toda revolución, derrapes y explosiones… una elegía a los coches y el rock‘n roll. Visualmente impactante, se trate de un espectáculo que mezcla el Circo del sol con la que podría ser una de las mejores persecuciones que hemos visto en la pantalla. El cineasta también nos hace disfrutar de decisiones arriesgadas pero interesantes, como el juego con los tiempos de obturación en los primeros compases de la película, combinados con un acertadísimo montaje.

 

Esta última entrega de la saga de Mad Max tiene al espectador sin aire y al borde de la butaca. Sin embargo, debajo de toda esa acción hay más… en el centro del relato tenemos a Max, que una vez se nos presenta como un personaje entero, con sólo unos flashbacks que nos hablan de su pasado. Se trata de un lobo solitario, un superviviente… en definitiva se trata del arquetipo del personaje del western –del europeo, o del western americano de a partir de los 70-, ese pistolero de oscuro pasado que a veces parece la representación de una fuerza sobrehumana. Son personajes enteros y redondos. La parte más humana de la película la encontramos en un personaje que seguro se mantendrá en la memoria del espectador: Furiosa. Esta mujer implacable y amputada se embarca en una misión que pone su vida en peligro. A diferencia del fuerte personaje femenino interpretado por Tina Turner de la tercera entrega de Mad Max, Furiosa (Charlize Theron) no es una tirana, sino una mujer al servicio del tirano, que escapa en busca de esperanza, materialiazada en el deseo de alcanzar un oasis.

 

Furiosa busca la esperanza y redención intentando alcanzar el cielo en la tierra, un sueño que tiene en común con uno de sus perseguidores, el interesante y desesperado personaje interpretado por Nicholas Hoult, que desea alcanzar el Valhalla. Estos son el alma y corazón de la película. En cuanto a Max… el lobo solitario debe aprender a integrarse con los demás. Deberá abandonar la comodidad de su propia soledad para ayudar a proteger a otros, primero por necesidad, y posteriormente por elección. Mad Max sirve como metáfora de San Cristóbal, patrón y protector del viajero. Los flashbacks de su pasado sirven también para que su personaje siga avanzando para sobrevivir, así como para ayudar a sus compañeros. El arco del personaje es interesante y poderoso, pero no dejará de ser fiel a su propia naturaleza solitaria naturaleza: un círculo que se cierra